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20 de julio de 2017

EL CRISTIANISMO Y LOS CULTOS ANCESTRALES

Roble
Antiguamente se consideraba a la Tierra como un gran organismo vivo en el que el bosque era de gran importancia , siendo el culto a los árboles un denominador común en la historia religiosa de Europa, continente que en un principio se encontraba cubierto por inmensas selvas vírgenes que servían de refugio y recurso a los primitivos pobladores, y de ahí la gran importancia de los árboles sagrados, entre los que merece destacar el roble, objeto de un culto compartido en gran parte de Europa.

Sacerdote druida

Por su marcado poder simbólico, las arboledas y los árboles portentosos fueron los primeros santuarios donde los habitantes se reunían a expresar su espiritualidad y a comunicarse con lo sagrado. También fueron lugares de importancia social, pues alrededor del árbol se celebraban actos y rituales de interés para la comunidad como impartir justicia, resolver conflictos o nombramientos de jefes. Todas las ceremonias de los druidas se realizaban en escogidos robledales y ninguna ceremonia se hacía sin sus hojas, cuyos susurros se escuchaban para interpretar sus mensajes.

También ciertas colinas, lagos, cavernas, manantiales, pozos, monolitos, claros del bosque y antiguos círculos de piedras eran sitios de adoración sagrados por su vinculación con límites de campos sembrados de trébol y acontecimientos significativos del pasado. Pozos, manantiales, fuentes y estanques eran considerados símbolos femeninos, pasajes de agua que conducían al útero subterráneo de la Gran Madre.

Muérdago
También el muérdago era objeto de veneración desde tiempos remotos, y sobre el que los druidas creían que , como cualquier cosa que creciera sobre los robles , era enviada del cielo como una señal. 


El muerdago , que vive semiparásito sobre algunos arboles , se recogía con solemne ceremonia. En el sexto día lunar un sacerdote vestido de blanco subía al árbol y con una hoz de oro lo cortaba depositándolo en una tela blanca. El muérdago era considerado como curativo para casi todas las enfermedades y símbolo de la fertilidad. Y cierto es que posee propiedades curativas, en concreto es un hipotensor suave y regulador de la presión sanguínea, especialmente en casos de arteriosclerosis y también aumenta de modo general las defensas. 

Como una muestra del respeto que se debía tener a los arboles , son las penas impuestas por los antiguos germanos a los que se atrevían a levantar la mano a un árbol. La intención del castigo era reemplazar la corteza herida del árbol por la del hombre, de tal modo que le arrancaban el ombligo y lo clavaban a la corteza, obligándole a dar vueltas de manera que quedaran los intestinos enrollados en él.

La supervivencia y ventaja táctica de estos pueblos frente a las invasiones eran justamente los arboles . Por eso la severidad de la pena. La Selva Negra a principios del siglo I d.C. se extendía al este del Rin a una distancia por aquel entonces desconocida, y su soledad, oscuridad y silencio hicieron mella en las tropas romanas. Cuenta el historiador Tito Livio que en los bosques de Germania ningún comerciante romano se atrevió a entrar, por muy buenas que fueran las aventuras comerciales.


Pero no es todo tan terrible en el mundo de los bosques europeos, pues en su interior encontramos una naturaleza que inspira los más bellos cuentos y leyendas. Si hay un bosque que reúna naturaleza y leyenda ese es Broceliande. Este es el mítico nombre del actual bosque de Paimpont situado en el corazón de la Bretaña francesa. Este bosque se extiende a lo largo y ancho de 7000 Ha. Antiguamente Bretaña estaba cubierta por grandes bosques. El clima templado y la elevada humedad favorece el desarrollo de gran variedad de arboles: robles, hayas , acebos, abedules , pinos ,... con su suelo tapizado por helechos, ortigas, violetas, anemonas,...

Una de las figuras más conocidas en el mundo de la fantasía ligado al bosque es el   Mago Merlín conocedor de todos los secretos y la magia oculta del bosque. Pero si por algo era conocido Merlín, es por la ayuda que prestó al mítico Rey Arturo. Precisamente sus largas ausencias de Broceliande se debían a eso eso. Pero un buen día, Merlín conoció a la bella Viviana  , y se enamoro perdidamente  de ella. Merlín le enseñó sus secretos mágicos, por la promesa que ésta le hizo de que, en pago, ella le entregaría su amor. Sin embargo, Viviana aprovecha el conocimiento de estos secretos para encerrar a Merlín. El mago ya había visto su propio destino, pero no fue capaz de evitarlo, lo cual supone que Viviana poseía un poder extraordinariamente fuerte para manipular y encantar, aún a un gran hechicero. La leyenda precisa que Viviana era un espíritu protector del bosque, un hada o xana (casi siempre personificadas en bellas doncellas y curiosamente asociadas al agua).
La expansión del cristianismo 
La expansión del cristianismo en Europa, a partir del Imperio Romano, conlleva la prohibición del culto a los árboles y la destrucción de los bosques sagrados, y el primer cuidado de los misioneros cristianos, donde quiera que fuesen, era arrasar los bosques paganos, y profanar sus antiguos lugares de culto, o, para decirlo más concretamente, consagrar esos bosques [a sus nuevas deidades] con la erección de una capilla o iglesia en su recinto sagrado. Aunque los paganos persistían en venerar en su corazón el bosque-dios en lugar de el miserable edificio de mampostería en el que el sacerdote les hablaba de su nuevo dios, sólo consentido como inquilino.

Un siglo después, en 681, se celebraba el XII Concilio de Toledo, que volvió más a fondo sobre la cuestión de los “ídolos”, entre los que, naturalmente, se encontraban los árboles. Los señores obispos y abades concurrentes a este sínodo, con un criterio muy generoso, a su parecer, sustituían la primitiva pena de muerte judía a los idólatras por las de terrorismo psicológico y destierro:
Son preceptos del Señor, que dijo: No te harán obra de escultura, ni figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo abajo en la tierra, ni de las cosas que estén en las aguas debajo de la tierra; no las adorarás ni darás culto. Además, el que sacrifica a los dioses, excepto sólo el Señor [nuestro] será muerto[…]. 
Recordamos estos preceptos del Señor, no para castigo de los delincuentes, sino para terror no imponemos en este nuestro decreto la pena de muerte, sino que avisamos a los adoradores de los ídolos, a los que veneran las piedras, a los que encienden antorchas, y adoran las fuentes y los árboles, que reconozca como se condenan espontáneamente aquellos que hacen sacrificios al diablo[…]. 
Por intervención del obispo o del juez, dondequiera que se descubrieren algunos de estos sacrilegios, será arrancado de raíz y una vez arrancados sean aniquilados; y castiguen con azotes a todos aquellos que concurren a un horror de esta naturaleza, y cargándolos con cadenas los entreguen a sus señores, siempre que sus dueños prometan, mediante juramento, que ellos los vigilarán tan cuidadosamente que no les sea posible en adelante cometer tal crimen[…]. 
[Y si los dueños no quieren castigarlos] que la voluntad real tenga libre facultad de donarlos; y los dueños de ellos a los que habiendo sido denunciados los errores de tales siervos, hayan diferido el castigo, sufrirán la pena de excomunión, y sepan que perdieron todos sus derechos sobre aquel siervo al cual no quisieron castigar. Y si fueron acaso personas libres las que estuvieron complicadas en estos errores, serán castigadas con la pena de excomunión perpetua, y enviados a severo destierro . 
Unos pocos años después, en 693, en las postrimerías de la época visigoda en España, en el XVI Concilio de Toledo, cuyos textos reflejan un elevado nivel intelectual y una notable belleza literaria, se decía doctrinal o filosóficamente más o menos lo mismo, pero se optaba por endurecer las penas. La persecución de la idolatría, entre la que vuelve a aparecer la adoración de los árboles, deberá ser implacable, castigándose con escarnio público, perdida de las ofrendas realizadas y de la mitad de los bienes del penado, que pasaban a la Iglesia, etc.

Fuentes: Revista eubacteria- La magia de los bosques -José Pedro Marín Murcial, Marta Martínez Cano y Philippe Nicolás /El árbol sagrado en España--Guillermo García Pérez - Archivo Digital UPM 2014/ La magia de los árboles-Ignacio Abella-RBA Libros / El mundo de los druidas-Miranda J.Green-Editorial Akal

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